Railroad Agra station platform

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¡Adivinen! Sí. Estaba pensando en estaciones. Esos lugares donde la gente se agolpa de forma desordenada, todos atareados en dirigirse al lugar correcto En no olvidar, ni perder ninguna maleta, cesto o bolsa. Todos distraídos con los mil estímulos que nos rodean y a la vez preocupados mirando pantallas, si las hay, para encontrar ese tren esquivo que les llevara lejos de allí. Ese objeto de nuestros deseos que transporta algo amado en él.

Lleno de sonidos y en este caso, olores que nos saturan y nos sobrepasan. Nos dejan anestesiados.

Gente y más gente y más gente. Variopinta. Colores y más colores. Sombreros, turbantes, pelucas y gafas.

Esta foto va en contra del canon. Aunque hay un sujeto principal, hay demasiados puntos de interés, otras personas, que no te dejan concentrarte. Un procesado clásico (o revelado), habría bajado las luces y quizá desenfocado un poco al resto de humanidad que rodea a nuestro hombre de pantalón gris y camisa holgada roja.

Sin embargo, he preferido darles entidad propia, porque aunque ese sujeto se constituya por posición, luz y tamaño en el principal, para mí, la escena es costumbrista y debe incluir suficientes referencias al resto. Solo este procesado es fiel a las emociones que sentía yo en ese momento. Todos y cada una de las personas eran importantes Incluso aquellos niños que muy al fondo apenas se perciben. Solo mostrándolos a todos siento que la foto se cierra sobre sí misma y muestra (o mejor, intenta mostrar) las emociones que sentía yo allí, plantado ante todos.

Resumiendo: casi deben ser tan poderosos como el hombre que camina hacia mí.

Yo era el sujeto de atención de una mayoría de ellos. Me miraban con la misma curiosidad que yo les miraba a ellos y compartíamos ese sutil lazo, esa extraña comunión que enlaza a gente desconocida en lugares comunes. Así que a todos ellos les debía, al menos, su propio instante de reconocimiento.

Cuando acabe de hacer las fotos, les mire, me incline en deferencia y les salude. Me encantó observar como algunos de ellos, como el hombre de la derecha, que con la cara girada me observa, la señora de verde de la izquierda o el niño un poco más allá junto a su madre, me saludaran a la vez con sus manos.

Sonreí. La magia de las estaciones es infinita siempre encuentras gente de modales exquisitos.

Ⓒ Ricardo de la Casa Pérez – Febrero 2024

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